miércoles, 27 de marzo de 2019

Soy tu hijo

Hijo de Dios, tu,
yo hijo de mi Padre
aunque no nací en cantu,
expongo mi alma para que la taladre.

Derramaste tu sangre,
sufriendo como nadie,
cuando agua pediste te ofrecieron vinagre,
sufriste en silencio para que el amor nos irradie.

Cuanto amor demostrado,
al pie de la cruz
donde tu cuerpo fue crucificado,
y en el mundo se incendió la luz.

Es verdad allí expiraste,
naciendo a la vida eterna
muy pocos fueron a consolarte,
todos sintieron tu mano tierna.

Los verdugos reaccionaron diciendo,
verdaderamente era el Hijo de Dios,
pero ya te habían asesinado,
cometiendo de esa forma un gran magnicidio.