viernes, 29 de marzo de 2019

Arka

Mis ojos no tienen alcance para mirarte,
pero no puedes esconderte de la mirada de Dios.
Te uniste a los soldados de Israel,
más con un solo propósito ' robar tesoros del pueblo enemigo!.

Los guerreros defendían al pueblo de Dios,
mientras tú te apoderaste del botín,
su sangre senia de rojo el campo de batallas.
A ti te cegaba la ambición,
te creíste invisible frente a los ojos de Dios. 

Con tu voz suave y camuflada
siempre te burlaste de tus hermanos
te creias la gran maravilla
entre tanto Dios te acumulaba todo para el juicio final.

Sorprendido fuiste luego de la purificación
pues Dios te señalo con nombre y apellidos frente a todos.
Nada pudiste alegar,
en silencio escuchaste tu sentencia " morir apedreado".