miércoles, 22 de mayo de 2019

Mon. Romero

Naciste en tierras benditas
llevaste la bandera de los pobres
clamando justicia por los abusados
enfrentando a los cobardes y verdugos
Al régimen dictatorial les exigiste cambiar
todo fue en vano así lo dispuso mengano.

Lo decias tu en un lenguaje sencillo de campesino,
cuando la mano se mete en una olla de agua con sal,
si la mano está sana no le sucede nada;
pero si tiene una heridita i ay! ahí le duele >.
La verdad es la sal del mundo y naturalmente
que donde hay heridas tiene que arder la sal.

Ellos pusilánimes, que enfrentaste
te tomaron por blasfemo e igual
que a Jesucristo te sentenciaron a muerte.
A pesar de que les llamaste hermanos,
y le aclaraste que debe prevalecer la ley de Dios" No matar". Les rogaste ; En nombre de Dios, pues, y en nombre de un sufrido pueblo cuyos lamentos sufren hasta el cielo cada día más tumultuosos, les ordenaste en nombre de Dios; i Cese la represión!.
Esto más los enfado y aquel soldado disparó su arma que tu corazon partio y tu alma noble al paraíso eterno se elevó.